Presidente del Movimento Bem Maior, cuya misión es promover la filantropía en Brasil y duplicar la capacidad de donación del PIB de Brasil en diez años
Presidente del Movimento Bem Maior, cuya misión es promover la filantropía en Brasil y duplicar la capacidad de donación del PIB de Brasil en diez años
Hay muchas maneras de ayudar a hacer del mundo un lugar mejor. Es común, cuando pensamos en filantropía , asociar preferentemente la acción con la donación de recursos financieros, que son esenciales, pero no la única manera de contribuir a una causa, para promover la transformación que esperamos en la sociedad. Esta conciencia se vuelve aún más imprescindible en este momento difícil que vivimos, con el aumento de la crisis económica y social provocada por la pandemia.
Una encuesta de la Fundação Getúlio Vargas encontró que el número de brasileños que viven en la pobreza casi se triplicó en seis meses, de 9,5 millones en agosto de 2020 a más de 27 millones en febrero de 2021. Con más personas necesitadas, debemos reunir aún más apoyo para ampliar resultados.
La acción voluntaria es una de las alternativas en las que las donaciones tienen un gran impacto y no involucran directamente recursos económicos, sino el tiempo de personas, especialistas o no, que estén dispuestas a colaborar con una causa.
Hay una enorme falta de profesionales en el Tercer Sector con diferentes conocimientos para mejorar el desempeño de las organizaciones y obtener más resultados con menos. El apoyo de profesionales con experiencia en diferentes áreas permite reducir este déficit.
Otro camino esencial son las asociaciones. La unión de esfuerzos considerando la armonía de valores y objetivos comunes es un camino que no sólo expande, sino que enriquece las actividades filantrópicas. Reunir a la comunidad, las organizaciones sociales, las autoridades públicas y las iniciativas del sector privado en torno a un objetivo común potencia el trabajo del Tercer Sector.
Somos más asertivos porque escuchamos las demandas de quienes trabajan directamente con los necesitados, tenemos la estructura, experiencia, organización y alcance que los sectores ofrecen de manera integrada.
Vemos que el creciente número de profesionales, instituciones y empresas que se unen para apoyar causas posibilita un seguimiento más calificado de los proyectos y articulaciones asertivas e intersectoriales, que amplifican el alcance de las acciones de las organizaciones. Con esto, podemos colaborar con más personas, aumentar el servicio a las comunidades y crear un impacto social aún mayor
Los números indican un escenario preocupante: una encuesta realizada con datos del Ministerio de Ciudadanía concluyó que en junio de este año el país tenía 14,7 millones de familias en extrema pobreza - con un ingreso per cápita de hasta R$ 89 por mes - lo que representa alrededor de 41 millones de personas.
Se trata de familias que acaban buscando refugio o viviendo en la calle. Esto lo observamos a nuestro alrededor, tras el aumento del desempleo , con personas que no pueden mantener sus hogares. El momento requiere acciones estratégicas para formar una red de bien que permita contener y revertir esta situación. Por eso es tan importante ver que las donaciones vayan mucho más allá de apoyar recursos financieros.
Necesitamos donar nuestro tiempo, experiencia, sumar esperanza y ganas de transformar, para que podamos contar con todas las herramientas que tenemos para consolidar el ecosistema filantrópico
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