Me gusta comparar los procesos transversales con los sistemas biológicos interdependientes. Tomemos el bosque como ejemplo para ilustrar el pensamiento.
En un bosque hay lo que el ojo puede ver: una extensión de terreno cubierta por vegetación. También hay algo que los ojos no pueden distinguir, como la intrincada cadena de relaciones entre los seres vivos y el suelo, otros organismos y el medio ambiente, dando lugar a un sistema conocido como Wood Wide Web (Wide Forest Network en portugués).
El bosque funciona como un organismo interconectado, donde cada elemento juega un papel. Los estudios muestran que los árboles más viejos y sanos, conocidos como árboles madre, a menudo dirigen nutrientes adicionales a los más jóvenes o debilitados para mantener estable el bosque. Los hongos, por ejemplo, se establecen alrededor de las raíces para “colonizarlas” e intercambiar así recursos y nutrientes, pero también garantizan la defensa química de los árboles.
Este intercambio constante no sólo mantiene el bosque sano, sino que también demuestra cómo la vida en la Tierra depende de la colaboración y la regeneración, incluso en los niveles más microscópicos.
Dentro de este universo y sus conceptos, la Biomímesis entra en el cruce entre la sociedad y el bosque, siendo un área de la ciencia que busca inspirarse en la naturaleza para resolver los desafíos humanos. Más que copiar formas, la Biomímesis profundiza en el funcionamiento eficiente y sostenible de los ecosistemas, aplicando estos principios al diseño, la ingeniería, la arquitectura y la tecnología, entre otras áreas del conocimiento.
Así como los sistemas naturales nos enseñan a crear soluciones que respeten los ciclos de la Tierra, en las que los residuos de un proceso son recursos para otro, en el Movimiento por el Bien Mayor adoptamos una mirada transversal e interconectada a nuestra cartera de inversión social . Nuestro desafío es entender cómo un ecosistema de 90 organizaciones apoyadas puede dialogar entre sí, con el sector social y otros ámbitos.
Así como en el bosque no hay manera de separar sol y suelo, en una cartera no hay manera de separar las inversiones al final de las inversiones en fortalecimiento del campo social o las inversiones en educación de las inversiones en inclusión productiva.
Citaré como ejemplo al niño que no tiene acceso a una educación de calidad. A primera vista sólo vemos a un niño fuera de la escuela, pero lo que los ojos no ven revela una realidad mucho más compleja: la falta de transporte escolar, la ausencia de alimentos que garanticen su capacidad cognitiva para aprender y la imposibilidad de adquirir materiales didácticos porque sus padres están desempleados.
Además, aún pueden existir traumas invisibles, como la salud mental comprometida por vivir en un entorno de violencia doméstica y la inseguridad de vivir en un territorio dominado por el crimen organizado. Entre el hogar y la escuela existe una red de obstáculos que no se puede romper sólo con el acceso a una educación de calidad. Existe toda una red de desafíos sociales interconectados y estructurales que requieren soluciones colaborativas y sólidas para garantizar el derecho básico a aprender.
Al diversificar el apoyo institucional y adoptar una visión de interdependencia entre las diferentes causas sociales en Brasil, una cartera de inversiones sociales privadas puede convertirse en un organismo vivo, donde cada organización apoyada juega un papel importante en la construcción del cambio social que deseamos.
De ahí la importancia de una mirada transversal: el apoyo al Fondo Agbara a favor de la inclusión productiva de las mujeres negras habla directamente de la investigación en las periferias de la Iniciativa Pipa , que dialoga con el propósito de Gerando Falcões labor de incidencia de la Alianza para el Fortalecimiento de la Sociedad Civil , que favorece las actividades de otras organizaciones, como el Instituto Iungo , la Educación para la Bondad y la Generosidad o incluso The Human Project .
Esta transversalidad y pluralidad que conecta diferentes frentes de acción no sólo fortalece la consistencia y robustez de la tesis social del Movimiento por el Bien Mayor, sino que también resalta una premisa fundamental: transformar Brasil requiere un enfoque sistémico y colaborativo en todos los niveles. Desde lo micro, como el cuidado de un niño, hasta lo macro, como de promoción que dan forma a las políticas públicas, cada esfuerzo interconectado es una pieza indispensable para crear un país más justo e inclusivo.