Lo que el Congreso de Gife nos hizo reflexionar sobre el poder, el conocimiento y la riqueza de la descontación
¿Qué significa desconectar el poder, el conocimiento y las riquezas en un país marcado por las desigualdades históricas? Esta fue la provocación que cruzó el 13º Congreso de Gife, celebrado en Fortaleza, del 7 al 9 de abril. Una llamada que guió el escenario, circuló a través de los pasillos y impregnó los oídos e intercambios entre diferentes territorios, experiencias y voces.
El movimiento más grande estaba presente en la reunión y sintió la fuerza de esta pregunta. A continuación organizamos las principales reflexiones que trajimos al equipaje, agrupados en los tres pilares que estructuraron el lema del evento.
Power de interrupción: ¿Quién habla, quién representa? ¿Quién decide?
La pregunta es incómoda, pero fundamental para abordarse: ¿Quién decide qué es relevante? En un campo cruzado por relaciones asimétricas entre aquellos que lo hacen y que reciben, este es un punto de tensión que debe enfrentarse.
En el plenario de apertura, Átila Roque, directora de la Fundación Ford en Brasil, reforzó la dimensión democrática fundadora de la filantropía y la urgencia de volver a visitar el pacto social de 1988 para reactivar sus fundamentos en tiempos de fragilidad de los derechos básicos.
En la misma línea, Giovanni Harvey, director ejecutivo del Fondo Baobá, advirtió sobre lo que llamó "filantropía recreativa": acciones que responden más a las necesidades emocionales de quienes donan que a las realidades de quienes viven los desafíos sociales. Una advertencia de que la inversión social privada no se limita a la lógica de la retribución, sino que enfrenta sus contradicciones en serio.
Y hay otra capa importante: ¿quién tiene el poder de definir la imagen que se basa en la otra? Para autorizar narraciones? Estas preguntas también surgieron en los debates de comunicación y escucha activa. Después de todo, desconcentar la potencia es abrir un espacio real para decisiones compartidas, invitar a la etapa y dividir el micrófono.
Conocimiento enemigado: escuche como una práctica de aprendizaje
La pluralidad en el Congreso, desde líderes comunitarios hasta representantes de grandes institutos, desde comunicadores periféricos hasta intelectuales indígenas, hizo evidente que el conocimiento es plural por definición.
El profesor Gersem Baniwa nos recordó que el conocimiento, para muchos pueblos indígenas, no es individual ni exclusivamente humano: pertenece a territorio, ascendencia, naturaleza. En este sentido, desconectar el conocimiento es reconocer que no existe jerarquía entre las formas de conocimiento y que cada territorio conlleva conocimiento que no se ajuste a informes o modelos listos hechos.
Esta perspectiva fue fundamental para la plenaria mediada por Carola Matarazzo, directora ejecutiva de MBM, sobre escuchar el territorio como vector de transformación social. El diálogo conectó diferentes conocimientos al reunir a Mariana Neubern (Tide Setubal Foundation), Joaquim Melo (Banco Palmas), Kaká Werá (Educador Indígena de Tapuia) y Benilda Brito (Nzinga - Black Women Collective), y mostró cómo escuchar puede ser un método de acción y aprendizaje. Con empatía, equilibrio y responsabilidad, es posible coocizar formas con los territorios, no para ellos.
Las discusiones reforzaron una pregunta central: ¿Quién es reconocido como titular del conocimiento? En un país donde las voces periféricas aún abogan por su legitimidad, la filantropía necesita comprometerse con la descentralización real de la producción y circulación del conocimiento.
Riqueza de desconcentrado: Renunciar, redistribuir, reparar
El discurso de apertura del filántropo estadounidense Abigail Disney fue uno de los más contundentes del Congreso. Defensora de los impuestos de la gran fortuna, declaró que "el tributo es redistribución y justicia social" y, en una entrevista con Folha de S.Paulo, causó: "Necesitamos dejar de idolatrar a los ricos".
Para ella, la riqueza desconcentradora requiere renunciar al poder. Y aquí está uno de los puntos de filantropía más sensibles: se mantiene precisamente por estructuras que de alguna manera se beneficiaron de la concentración. ¿Cómo tensar esta contradicción con honestidad?
Desconcentora Ricart, no hay proyectos financieros o donaciones. Está redistribuyendo recursos de manera estructurada, con escucha, intencionalidad y compromiso con la justicia social. Implica reconocer privilegios, revisar modelos de decisión y adoptar posturas en negrita.
Al escuchar a través de los pasillos del Centro de eventos: es hora de ir más allá de la filantropía que "impulsa el hielo". Es necesario apoyar estrategias que enfrentan las causas estructurales de las desigualdades, con visión sistémica y acción articulada.
El Congreso de Gife nos provocó, nos llevó de la zona de confort y nos trajo de vuelta a trabajar con preguntas más nítidas. ¿Cómo seguimos desconcentrando? ¿Cómo garantizamos que la escucha, el poder y el largometraje caminen juntos? Regresamos con la certeza de que la transformación solo ocurre cuando hay un intercambio real: decisiones, conocimiento, visiones y caminos.