Vea pasos simples, pero valiosos, para enseñar a los niños sobre la solidaridad y su papel en la lucha contra la desigualdad social.
Por Nathalia Armendro
Tras fechas conmemorativas en las que los niños suelen recibir muchos regalos, es habitual que familias, colegios y asociaciones se organicen para recoger donaciones y compartir parte de lo recibido. Pero ¿cómo abordar el tema con los niños sin acentuar el discurso de la desigualdad?
“Muchos de nosotros crecimos viendo la donación como el movimiento de dar a otros lo que sobra, lo que ya no nos sirve. Por supuesto, cualquier forma de donación es válida, pero es importante que aprovechemos esta oportunidad para enseñar a los niños sobre la empatía, sobre su papel en una sociedad fuerte, a la que pertenece cada uno de ellos”, dice Carola Matarazzo, directora ejecutiva. del Movimento Bem Maior, que trabaja para promover la filantropía en Brasil.
Desde el año pasado, Brasil está entre los países que promueven el Kids Donation Day, un movimiento internacional que nació en Estados Unidos en 2014, como la vertiente infantil del Donation Day, o Giving Tuesday, en inglés, que existe desde 2012. en EE.UU. y desde 2013 en Brasil. Hoy son 72 países participando oficialmente y se están llevando a cabo acciones en más de 190. El día se celebra el 1 de diciembre, pero detrás hay una completa plataforma de consejos e inspiraciones para enseñar a los más pequeños a dar durante todo el año.
“Vivimos en una sociedad con muchos excesos, que acumula demasiadas cosas. Este movimiento nos recuerda que compartiendo, repartiendo, todos ganan. A partir de esto creemos que es posible una sociedad más feliz, menos violenta y con menos pobreza. Ese es nuestro objetivo”, afirma Marina Pechlivanis, creadora de la plataforma Dia de Doar Kids y socia fundadora de Umbigo do Mundo.
La plataforma cuenta con actividades para los 4 ejes considerados por Marina como fundamentales para llegar a los niños de forma integral: la familia, el propio niño, la escuela y la sociedad. “Tenemos testimonios de jóvenes y niños inspiradores, lecciones por ejemplo sobre la economía de la generosidad, el baile del día de dar, clases listas para que los docentes trabajen el tema en sus aulas, en fin… Es una experiencia muy plataforma completa, completamente gratuita, y que ofrece muchas herramientas para plantar la semilla de la solidaridad en los más pequeños”, explica. “Entendemos que cualquier esfuerzo para crear conciencia sobre la importancia de la donación entre los adultos mejoraría si habláramos con los niños. Es desde este sentido de implicación que despertaremos esta conciencia en los niños, desde una edad temprana”.
¿Pero por dónde empezar? CRESCER pidió consejos a Carola Matarazzo y Marina Pechlivanis sobre cómo hacer de la solidaridad una rutina en la vida familiar. Vea a continuación 8 pasos sugeridos por expertos:
1- Enseñar con el ejemplo
Cuanto más pequeño sea su hijo, más difícil será explicarle la desigualdad social y nuestro papel para ayudar a combatirla. Pero nuestro ejemplo como padres es un gran comienzo para plantar las semillas de esta transformación. “¿Cómo tratas a tu empleado de casa? ¿Cómo miras al hijo de tu colaborador? ¿Cómo miras a un vecino discapacitado? Educar con el ejemplo es el primer paso y quizás el más preciado para enseñar que nadie es mejor que nadie, a pesar de las diferencias”, afirma Carola.
“Como padres, no siempre nos sentimos preparados para ser un ejemplo para nuestros hijos. Y todo está bien. Los padres que investigan, que buscan la manera de familiarizarse con el tema y luego enseñarlo son padres que terminan siendo transformados por sus hijos. Cambian de actitud para inspirar a sus hijos, y este reflejo es maravilloso”, argumenta Marina.
2 – Dona lo que tienes
Rompe el paradigma de que necesitas tener mucho dinero para ser donante. Podemos, por supuesto, donar objetos, juguetes, ropa, pero también nuestro tiempo, conocimientos e incluso nuestra atención.
“Para ayudar sólo hay que existir y querer. No necesitamos simplemente donar objetos. Tenemos un grupo de niños que fueron a un asilo de ancianos y donaron poesías que habían escrito. Fue muy emocionante. Y es importante que los niños comprendan desde pequeños que no necesitan tener dinero para donar. Dona lo mejor que tengas”, dice Marina.
3 – La elección de las palabras importa
En lugar de decirles a nuestros hijos, por ejemplo, que debemos donar juguetes a los niños que no tienen nada con qué jugar, podemos elegir palabras que ayuden a promover la empatía en lugar de la desigualdad. “Lo ideal es no crear un discurso de donar lo que sobra o lo que ya no quieres. Puedes tomar la ropa de un niño que ya no le queda y hacerle pensar: ¿quién podría querer o necesitar esa ropa? Esta es una excelente manera de enseñarle a tu hijo a acoger, a ver a los demás, a escuchar a los demás”, explica Carola.
4 – Haz de las donaciones un regalo
No clasificar juguetes rotos o ropa en mal estado. Haga que su hijo piense en compartir cosas que ya no usa, pero que pueden ser divertidas o útiles para otros niños. Y otro consejo valioso: al separar las donaciones, evita colocar objetos en bolsas de basura. “El uso de bolsas de basura envía el mensaje de que son como basura y deben desecharse. Lo ideal es que las donaciones suenen como regalos para la otra persona”.
5 – Involucrarlos en el proceso de donación
Después de enseñar a los niños a compartir lo que ya no usamos, otro paso interesante es involucrar al niño en todo el proceso de donación. Esto incluye investigar juntos, por ejemplo, una guardería o una institución de tu barrio que pueda necesitar la donación, o incluso entidades con las que el niño pueda crear un vínculo.
“Entender a dónde van los recursos, elegir, monitorear, ver si hubo un buen uso... Todo esto nos hace disfrutar donando. Entregar un paquete y ver la sonrisa que provoca es emocionante. Es importante tener este sentido: ¿qué te pasa cuando haces este gesto? ¿Te sientes bien? Hacer el bien a los demás también es bueno para nosotros. Esto va más allá de embolsar cosas que no se utilizan”, afirma Marina.
6 – Entrenar para mirar las cosas que son diferentes
Cuando salgas con tus hijos, enséñales a mirar a su alrededor y ver las diferencias entre las personas, así como sus necesidades. Aquí no hablamos sólo de donación, sino del desarrollo de la ciudadanía.
“Es muy valioso caminar por el barrio, por ejemplo, y pensar: ¿Cómo puedo ayudar a esta persona? Aprender a mirar las necesidades de los demás nos hace tomar conciencia de la desigualdad, de la falta de inclusión, de las diferencias de oportunidades. Y no necesitas dinero para eso. A veces las necesidades de los demás son una invitación a la merienda de un niño que está solo en el recreo”, recuerda Carola.
7 – Donar también es educación financiera
La donación también puede (y debe) ser parte de la educación financiera de los niños. A los niños mayores es posible, por ejemplo, enseñarles a reservar parte de su mesada para compartir. Para los más pequeños, Marina sugiere una “alcancía para marcar la diferencia”. “Podemos crear el hábito de una alcancía que no sea para el niño, es una alcancía para marcar la diferencia para alguien más. De esta manera, el niño reúne recursos durante un período de tiempo para decidir a quién quiere ayudar y cómo”.
8 – Aprecia las pequeñas bondades
Además de las donaciones, es muy importante fomentar pequeñas bondades en los niños, como agradecer a las personas con tarjetas o dibujos hechos por ellos, o una tarta, hecha en casa, con la ayuda de sus padres.
“Cuando aprendes a ser amable, a hacer algo con tus propias manos para agradecer a alguien, creas un sentimiento fundamental de gratitud en una sociedad de consumo exacerbado. Así enseñamos a los niños relaciones de intercambio valiosas, con gestos sencillos, pero llenos de verdad, porque no existimos los unos sin los otros, y saber valorar a los demás es muy importante”, concluye Marina.
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Texto publicado originalmente en el sitio web de la revista Crescer