El lugar de la mujer es al mando de empresas, de organizaciones líderes y también en casa, cuando así lo desea. Y aprovechando el lema que ha representado la importancia de entender que el papel de la mujer, hace tiempo, ya no se restringía al cuidado del hogar, el lugar de la mujer está también en el liderazgo del tercer sector.
Cualquiera que haya trabajado en el campo por un tiempo sabe la fuerza que tiene este verdadero “ejército femenino” para transformar la sociedad. Hay innumerables ejemplos que prueban esta afirmación. Sólo para centrarme en dos historias de éxito, quiero registrar el trabajo de Priscila Cruz, presidenta de Todos pela Educação, y Luciana Temer, presidenta del Instituto Liberta.
Desde 2006, Todos pela Educação busca garantizar el derecho a una educación básica de calidad. Considerando las dimensiones geográficas y la población del país, es todo un desafío: un estudio de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), con datos del IBGE, muestra que hay casi 1,4 millones de niños y adolescentes de 6 a 17 años escuela.
No menos desafiante es el trabajo del Instituto Liberta, que se enfoca en combatir la explotación sexual de niños y adolescentes en Brasil, que ocupa el segundo lugar en el mundo en este tipo de explotación. El balance del instituto muestra que cada año se producen 500.000 víctimas.
En el Movimento Bem Maior, del que tengo el honor y la felicidad de ser director ejecutivo, también tenemos una misión desafiante frente a los desafíos sociales históricos que enfrenta el país. Son cifras enormes, grandes obstáculos para construir el Brasil que queremos. Al ver tantas mujeres al frente de organizaciones de distintos ámbitos, estamos seguras que una hija brasileña no rehuye la lucha.
Si por un lado, en la gestión de las organizaciones la fuerza femenina está presente y evidente, por el otro no es diferente y vemos la importancia del rol de las mujeres como voluntarias, apoyando los aportes, estimulando la cultura de la donación en el país. Según el informe 'Giving Report 2021 – un retrato de los donantes brasileños durante la pandemia', “las donantes femeninas tienen más probabilidades de decir que donan porque se dan cuenta de que pueden marcar la diferencia (42% frente al 32% de los donantes masculinos)”.
También hay datos relevantes de una encuesta de 2018 del IPEA (Instituto de Investigaciones Económicas Aplicadas), que destaca que las mujeres ocupan el 65% de los empleos en organizaciones de la sociedad civil organizada. Como representan más de la mitad de las personas involucradas en realizar trabajo voluntario por una causa, el trabajo de las mujeres es esencial.
Por último, según ONU Mujeres, “las mujeres se han visto muy afectadas por la COVID-19, ya que representan el 70% de las personas que trabajan en el sector social y sanitario en todo el mundo y están en la primera línea de la respuesta”.
Formamos una gran cadena de norte a sur de Brasil, trabajando en educación, salud, responsabilidad social, combatiendo desigualdades y prejuicios, utilizando la fuerza femenina para mejorar la sociedad y, como consecuencia, nuestro país. El lugar de la mujer es hacer el bien donde quiera.
Este artículo fue publicado originalmente en la web del diario O Povo .